En esencia, la música es una combinación de muchos pequeños y distintos aspectos. La alteración más mínima de uno solo de ellos puede derivar en un resultado totalmente distinto, algo de lo que los compositores son muy conscientes cuando están intentando escribir su siguiente gran éxito. ¿Se complementan las armonías de fondo con la melodía principal? ¿Sonaría mejor la percusión si se acelerase o redujese su velocidad? ¿Debería pasar el segundo verso directamente al estribillo o debería mantenerse antes?
Uno de los factores más importantes es el "timbre", también conocido como el color del tono. El timbre es el carácter de un sonido, representa las cualidades auditivas que hacen que un instrumento suene distinto a otro. Es la razón de que puedas percibir la diferencia entre un violín y el sonido distorsionado de una guitarra eléctrica; el primero suena a madera y tiene un toque cálido, mientras que el segundo es normalmente vivo y estridente.
Este concepto no solo se limita a los instrumentos musicales. El timbre es la razón por la que puedes distinguir con cuál de tus amigos estás hablando por teléfono y por la que puedes identificar a tu cantante favorito con solo escuchar una nota a capella.
Todos estos timbres distintos son posibles mediante la combinación de dos factores: las vibraciones del instrumento en sí mismo y las frecuencias que estas vibraciones producen. Tanto el tamaño como la forma del instrumento tienen un gran impacto en las vibraciones producidas, que es la razón por la que el sonido agudo y áspero de una armónica es completamente distinto del sonido sordo de un chelo.
Hemos hablado anteriormente de la sinestesia, un fenómeno mediante el cual las personas son capaces de ver colores cuando oyen determinados sonidos; el timbre es un importante factor a la hora de determinar cuáles son esos colores. Un instrumento de viento de sonido vivo, por ejemplo, podría describirse como amarillo, mientras que un timbal representaría un tono mucho más oscuro. Quizás es esto a lo que se refería John Lennon cuando pidió al productor George Martin que hiciera que una de las canciones en las que estaba trabajando "sonara como una naranja".
De la misma manera que es importante para un compositor considerar siempre el timbre al escribir su próximo gran éxito, creemos que es esencial hacer lo mismo cuando desarrollamos nuestros productos de audio.
Eric Kingdon, nuestro especialista de audio, directamente involucrado en el desarrollo de producto de nuestros altavoces y sistemas Hi-Fi, considera el timbre un elemento esencial para una experiencia de escucha envolvente. "Creo que estas características tonales y sus diferencias son parte de los cimientos de la musicalidad. Es el poder de inspirar emocionalmente al oyente y la razón por la que yo, personalmente, adoro el sonido de los pianos Bösendorfer. También hay otros factores, como el ataque y la disminución del sonido.
"Una vez, alguien me preguntó si había alguna grabación que me viniera a la mente al pensar en el timbre. Hay muchas, pero prueba a escuchar, por ejemplo, "Black Earth", de Fazil Say. Aparte de la calidad de la actuación y la grabación, si cuentas con un buen sistema Hi-Fi, entenderás de lo que hablo. Que disfrutes de ella…”
Siempre hablamos de cómo el audio de alta resolución puede acercarnos más a la sensación de estar en una actuación en directo, por eso queremos ser capaces de diferenciar los distintos timbres de una canción tal y como tú serías capaz de hacerlo en la primera fila de un concierto. Al centrarnos en las frecuencias naturales producidas por cada instrumento del conjunto, estamos conservando el realismo de cada grabación que escuchas.
