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Descubrimos el mundo oculto de los insectos con la α7R II

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Jose_C
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Autor: Sony Europa
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Hace poco presentamos la nueva Sony α7R II, una impresionante cámara, sin duda la oferta más potente de nuestra gama α. Pero, en lugar de hacer algo grande para celebrarlo, decidimos hacer lo contrario: la llevamos a un estudio fotográfico lleno de insectos.

Una de las muchas características destacadas de la α7R II es su sensor de fotograma completo de 42,4 megapíxeles, que la hace perfecta para capturar un extraordinario nivel de detalle. Con esto en mente y, para ponerla verdaderamente a prueba, decidimos contratar al fotógrafo Mikael Buck, que decidió hacerlo acercándose al máximo a algunos de los insectos más comunes que nos rodean.

“Todos eran insectos que se podían encontrar en casa”, nos dijo Mikael. “Teníamos una cochinilla, una araña doméstica, una tijereta, una mariquita y una crisopa verde. Los insectos nos parecen muy normales, pero queríamos mostrar a la gente lo impresionantes que son cuando se ven a distancias más cortas. A otra escala, existe un mundo completamente distinto del que no nos percatamos”.

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Para estas tomas, Mikael equipó la α7R II con una lente macro SEL90M28G de Sony, unas anillas de extensión y un filtro macro colocado delante de la lente, lo que le permitió acercarse aún más a cada insecto.

Mikael explicó su metodología: “Está ligeramente más allá de la fotografía macro normal, pero no llega a estar dentro del campo de la microfotografía; está en algún lugar entre las dos. No quise ir demasiado lejos y utilizar demasiado equipo, porque creo que es interesante ceñirse al equipo que la mayoría de la gente puede usar fácilmente”.

Para fotografiar algo tan pequeño, normalmente hay que sacrificar la profundidad de campo, pero Mikael compensó esta carencia utilizando un proceso de posproducción llamado apilamiento. “En este proceso se cuenta con una placa de microposicionamiento colocada en el trípode. Esta placa altera el enfoque con una precisión mucho mayor y en menores incrementos que las anillas de enfoque de la lente de la cámara. Así se puede mover la cámara ligeramente y realizar numerosas fotografías; algunas personas hacen cientos, pero para estas yo hice unas 30 de media, cada vez que acercaba ligeramente la cámara al insecto. A continuación, se utiliza un software en un ordenador para unir las imágenes y conseguir captar más detalles del insecto de los que normalmente se podrían obtener”.

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Las ventajas del apilamiento se aprecian de inmediato. Las fotos aparecen totalmente nítidas y enfocadas en su totalidad y, al poder acercarse tanto a los insectos, estos adquieren un aspecto casi alienígena.

La α7R II fue esencial para mantener el nivel de calidad y detalle que Mikael quería alcanzar. “Cuando se trabaja con apilamiento no se puede utilizar todo el fotograma, por lo que es necesario hacer grandes recortes para que salga bien. Lo realmente bueno [de la α7R II] es que se pueden hacer todos esos recortes y seguir contando con un gran archivo que se puede imprimir y mostrar con calidad. Cuando se utiliza una cámara con un sensor menor y se hacen todos esos recortes, siempre queda la preocupación de si el archivo resultante será lo suficientemente grande.

“Otro aspecto realmente práctico de la α7R II es que cuenta con pantalla articulada en la parte posterior, que facilita mucho la vida. Puedes ver si estás enfocando en la pantalla sin necesidad de romperte la espalda inclinándote para mirar a través del visor cuando tienes que adoptar posturas complicadas”.

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No es necesario ser fotógrafo profesional ni millonario para conseguir fotografías macro así de sorprendentes con insectos de este tipo: solo es necesaria una cámara aceptable, una lente macro y una iluminación adecuada. Pero, antes de comenzar a colocar el trípode y buscar por el salón alguna mariquita perdida, merece la pena prestar atención a los sabios consejos finales de Mikael.

"Una de las cosas más importantes a la hora de trabajar es contar con una zona de trabajo en la que todo sea estable y haya mucho espacio. Puede resultar complicado, incluso lo más difícil, conseguir encuadrar al insecto, porque son diminutos. Lo ideal es contar con un trípode con engranajes en el cabezal para que hasta los ajustes mínimos resulten más sencillos. Es necesario contar con una mesa pesada y estable y que todo lo que se utilice tenga la menor flexibilidad y el menor movimiento posibles. Si accidentalmente tocas algo de la mesa o el trípode, incluso muy levemente, las imágenes no casarán más adelante".

Por último, Mikael nos habla de la importancia del flash para conseguir una iluminación estable, aunque este necesita suavizarse para conseguir los mejores efectos. Él utilizó tarjetas blancas y negras para que la luz del flash se difundiera y rebotara por la habitación, así como filtros de color para emplearlos como fondo o sobre el flash, cuando quería conseguir una ráfaga de color. “Los insectos a menudo tienen muchas texturas diferentes; si se utiliza una iluminación muy intensa puede resultar muy difícil recuperar todos esos matices después”.

No te pierdas el resto de trabajos de Mikael en Twitter (@mikaelbuck) e Instagram (@mikael_buck).

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