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Del boombox al ladrillo

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Jose_C
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Auteur: Sony Europe

boombox.png

Echamos la vista atrás a algunos de los primeros boomboxes del mercado; resulta difícil creer que en su día se considerasen soluciones "portátiles" para la reproducción de música.

El Lasonic TRC-931: lanzado en la década de los ochenta y considerado por muchos como el "padrino de los radiocasetes portátiles", pesaba más de 13 kilos y requería 10 pilas tipo D simplemente para encenderse; hoy parece estar bastante lejos de ser la forma más eficaz de llevarte tu música a cualquier parte.

No obstante, su gran tamaño y peso tenían una ventaja: el fenomenal sonido que eran capaces de producir. Los fabricantes llenaban sus boomboxes con enormes woofers de 30 cm de diámetro que ofrecían unos potentes graves y los convertían en la opción ideal para atronar las calles.

Con el paso del tiempo, llegó la miniaturización de la tecnología. Los boomboxes redujeron su tamaño en un intento de volverse más prácticos, pero como consecuencia, el sonido se vio afectado. Sin grandes altavoces no era posible disfrutar de la misma calidad de audio a la que los modelos anteriores nos habían costumbrado.

SRS speaker.png

Hoy en día las cosas han cambiado. Los altavoces portátiles siguen volviéndose cada vez más pequeños, pero sin renunciar a una salida de audio mucho más potente.

¿Cómo lo consiguen? La clave son los radiadores pasivos.

 

Un radiador pasivo es básicamente un altavoz sin "entrañas", es decir, solo con el marco, la suspensión y el cono del altavoz. A continuación, este se monta tras el altavoz en sí, en lugar de a lo largo de este, lo que permite ahorrar un montón de espacio.

 

passive radiator.PNGCuando se reproduce música, el altavoz frontal vibra hacia delante y hacia atrás: cuanto más alto es el volumen de la música, más fuertes son las vibraciones. Esto provoca el movimiento del aire, que a su vez hace que el radiador vibre y cree frecuencias de sonido, funcionando básicamente como un altavoz secundario. Este truco permite que un altavoz de tamaño reducido tenga el doble de potencia, lo que se traduce en un importante refuerzo de las frecuencias graves.

Gracias a los radiadores pasivos, el volumen del altavoz ya no viene determinado por su tamaño. La mejor prueba de ello es nuestro SRS-X11, un altavoz con el tamaño de un ladrillo que pesa tan solo 215 g. Sin embargo, gracias a los radiadores pasivos, ofrece unos impresionantes 10 vatios de pura potencia de audio.

 

La potencia del boombox de la vieja escuela ahora cabe fácilmente en tu bolso, para que puedas disfrutar de tu música preferida al aire libre este verano con el mejor sonido.


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